sábado, 27 de junio de 2009

Capitulo 6. En busca de nuestras iguales.

-Abriré una puerta que conecte este mundo con el de ellas, pero solo tendréis una oportunidad
-De acuerdo- conteste, muy seria.

-¿Es que va a ver algo que nos pueda detener?-pregunto Roci

-Solo vosotras podréis contestar a esa pregunta.

Golpeo el cetro de las dos lunas y, una puerta hasta entonces invisible, apareció ante nosotras. Era de madera, fuerte y robusta, tenia unos extraños dibujos en relieve que no logré descifrar; a otro golpe de cetro lo que antes me habían parecido dibujos, se colorearon de una luz tan blanca, tan pura, que hasta la persona mas malvada se volvería buena al instante, con solo contemplarla, con solo mirarla. Caí en la cuenta de que eran letras, y no unas letras cualquiera sino unas letras élficas, solo una maravilla así podía ser construida por ellos. Caminamos absorbidas por su pureza, esta nos correspondió abriéndose lentamente, dejándonos ver mucha más luz pero, esta, no hacia daño a los ojos, mis hermanas ya habían cruzado la puerta, corrí un poco por miedo a que se cerrara, me gire para despedirme del hada con una última pregunta rondando mi cabeza ¿Por qué a ella no le afecto la pureza de la puerta élfica?

La puerta se cerró tras nosotras, el ruido que provocó nos hizo girarnos asustadas, eso consiguió sacarnos del trance.

-¿Dónde estamos?-pregunto Roci

Eso hizo que mirara a mi alrededor para buscar una buena respuesta, para no mentir a mi hermana pequeña. Levanté el vuelo para verlo mejor todo, pero… ¿Qué se supone que tenía que mirar? Todo era blanco: las paredes, el suelo, el techo… todo. Lo único que se veía allí éramos nosotras. Era como estar envueltas en un enorme edredón de lana blanco, podía seguir volando, mucho más alto por que seguía y seguía, podíamos andar hacia cualquier dirección por que nada terminaba, podíamos permanecer allí durante horas por que no hacia ni frío, ni calor, no teníamos hambre, sueño, tristeza, alegría, no sentíamos nada. Apoyé mis pies, cubiertos por unos zapatos morados en aquel suelo interminable, busqué el lado positivo de no sentir nada, si Dehay hubiera sabido que al principio temía por mi hermana, pero luego me di cuenta de que no podíamos sentir nada me hubiera dicho: “así no tienes que buscar las palabras adecuadas, Roci no puede sentir nada”.

-Creo que esto es La Nada-respondí

- ¿La Nada?- preguntó Roci extrañada.

-¿Qué es eso de allí?- dijo Dehay sin hacer caso de la pregunta de Roci y señalando una sombra

Alzamos el vuelo para ir mas deprisa, poco a poco la pequeña sombra se fue aclarando, caímos en la cuenta de que era…

-Un hada, ¡Corines! ¡Es un hada!-grito Roci cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir mientras se agachaba para intentar ayudarla-¿Qué te ha pasado?

-Ha llegado mi hora- nos contestó llorando.

-¿Por qué?- pregunto Dehay.

-Hace unos días, compre un bonito tarro que abrí inmediatamente, eso me llevó a una cueva donde vivía la anciana que me los vendió, ella me dijo que había caído sobre mi una terrible maldición al abrir uno de sus tarros, y que tendría que buscar a mi igual, una niña humana, o sino moriría. Entré a este mundo y volví a encontrarme con mi precioso tarro verde, en él había una nota: “solo tienes una oportunidad, sino la encuentras, tu alma será devorada por el ángel de la muerte. Tienes un año de hada”, yo no sabía que eso eran solo veinticuatro horas, así que en lugar de buscarla me dediqué a ver cosas de la ciudad donde me encontraba, pasado el día, aparecí aquí y un ser horrible se comió mi alma, me estoy muriendo hadys, no hay solución…

Nos fijamos al instante en que decía la verdad: no tenía alas.

-Nosotras si podremos encontrar a nuestras iguales- dijo Dehay. Ella, a pesar de que era muy valiente y decidida, estaba temblando. Le cogí la mano en señal de agradecimiento, porque, al hablar ella, el hada de verde no se había dado cuenta de la mueca que se nos había formado en la cara a Roci y a mí.

-Tened cuidado- nos contesto mientras iba desapareciendo poco a poco- los humanos llevan tanto tiempo evitando cualquier cosa sobrenatural e intentando explicarlo con la ciencia que han aprendido a ignorar por completo a los seres mágicos, no cometáis el mismo error que yo…- se despidió de nosotras con una débil sonrisa fingida, y desapareció.

Eso fue la última frase que oímos de ella.

-No os preocupéis- susurre entre el pelo de mi hermana y sus alas azules- estará bien, seguro.

Comenzamos a andar, sin rumbo fijo, solo hacia delante. Lo que más temíamos llego, nos encontramos con nuestro “inofensivos tarros”.

-¿Qué hacemos ahora?-pregunto Roci

-Es obvio ¿no?- Contestó Dehay- abrirlos.

-¿y que queréis, acabar como esa hada?-dije gritando muy alterada

-Claro que si, queremos acabar como esa hada marchitándose sin alas y sin vida…- respondió Dehay con sarcasmo.

-De acuerdo- dije, segura- abriremos los tarros a la vez, tenemos medio día para buscarlas, a las doce de la noche nos reuniremos… en una ciudad en el mar, sabremos encontrarnos ya que somos los únicos seres mágicos allí.

Seguimos la primera de mis instrucciones, abrimos los tarros, estos nos transportaron a cada una al lugar en que pensó

jueves, 18 de junio de 2009

Capitulo 5. La profecía

Solo una bombilla colgada en el centro del techo alumbraba la cueva, el incesante parpadeo de esta y el sonido rítmico de las gotas que caían una detrás de otra hacia todo más siniestro, Roci y yo nos fuimos colocando detrás de Dehay, que, como a ella le encantaba todo esto, no tenía miedo. La anciana se quito la capa y nos dejo ver un vestido negro, con accesorios negros -como no- <> pensé mientras la observaba.


Cogió lo que a simple vista parecía un bastón, hasta que me di cuenta de que era casi mas alto que ella y que en la parte de arriba tenia un símbolo: dos brillantes semilunas negras, una mirando para la derecha y la otra a la izquierda.

-¿Por qué estamos aquí?-susurro Roci tan bajito que tarde en descifrar lo que decía.

-Estáis aquí para que la profecía no se cumpla y salvéis a vuestras iguales- dijo mientras se giraba para mirarnos, ya que todo este tiempo había estado de espaldas a nosotras.

-¿nuestras iguales?

-¿Qué profecía?

-¿Por qué no se debe cumplir?- empezamos a decir las tres a la vez, olvidando por un momento el miedo que habíamos sentido hacía dos segundos escasos.

-Hace muchos años -comenzó a decir, ignorando la lluvia de preguntas- varios profetas vieron en el cielo de un mundo una terrible profecía o maldición según dijeron otros, tres niñas, trillizas de nacimiento, nacerían con exactos poderes, pero hasta que no acabaran la niñez, estos seguirán en secreto, tanto para ellas como para el mundo en el que vivirán. Finalizada esa etapa, sus poderes despertarían por completo y sembrarían el caos por todo el mundo humano. Para que eso no ocurriera, los soberanos de todos los mundos se reunieron en un consejo, y decidieron que una joven pitonisa grabara en el cielo de las hadas una profecía que se entrelazara con la otra, a la misma vez, tres hadas “mágicas” nacerían. Antes de que las humanas cumplieran 13 años tendrían que ir a buscarlas y ayudarlas a dominar la magia…

-¿Y donde viven ellas?-interrumpió una voz que no llegué a distinguir de lo atenta que estaba a la historia.

-En el primer mundo donde se diviso la profecía

-¿No me digas? Hasta Roci se ha dado cuenta de eso

-Si, hasta yo… ¿¡eh!? - gritó Roci alzando un puño hacia la cara de su hermana mayor.

Todas escuchamos una risita mal disimula de Dehay, seguida por una tos muy falsa.

-Si hubieras estado atenta a mi relato sabrías que es en el mundo humano.- replicó la vieja hada.

-¿el mundo humano?- pregunté intresada.

-Si, es de donde proceden todas las brujas, magos…

-Pero… no entiendo… ¿solo tienen 13 años? Que poco…

-Veras Roci, el tiempo no es igual en los mundos un siglo vuestro es un año suyo, un año de hada equivale a un día humano…

-Ya lo voy entendiendo, un día de hada equivale a 1 hora humana…-empezó a pensar Roci en voz alta.

-¿seguro?- pregunto Dehay alzando las cejas como solo ella sabía hacerlo.

-¡SEGURO!-grito poniendo mala cara

Como respuesta obtuvo una gran carcajada por parte de Dehay y mía.

-¡CENTRAROS! Por favor...esto es importante...todos los mundos cuentan con vosotras -nos dijo-¿queréis saber algo mas?

-No, esta todo claro- contesté.

Acto seguido le regalé mi mejor sonrisa para intentar calmarla un poco. Como esperaba, no funciono. Dehay, por su parte se quedo pensativa un rato y dijo:

-Pero... ¿como las vamos a encontrar? me refiero a que... ¿dónde las buscamos?

-En el planeta de los humanos, la Tierra.

-Ya... si eso si que lo sabia, lo que no se es en que punto exacto.

-Yo creo-comencé-que en algún sitio donde, de alguna manera, nuestros poderes estén... a simple vista

-¿¡A SIMPLE VISTA!?-gritaron mis hermanas.

-Si, me refiero a que por ejemplo: Roci, tiene el poder del agua y del aire...

-Si, pero agua y aire están en todas partes

-Lo se, pero tiene que haber algún sitio conocido por su agua o su viento...

-Y yo me voy a un lugar que este ardiendo ¿no?

-¿¡QUIERES DEJAR DE INTERRUMPIRME!?-intenté tranquilizarme- por favor Dehay, tiene que haber algún sitio así.

-Será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes. -dijo Roci.

-Tienes razón-contestamos al unísono Dehay y yo.