sábado, 27 de junio de 2009

Capitulo 6. En busca de nuestras iguales.

-Abriré una puerta que conecte este mundo con el de ellas, pero solo tendréis una oportunidad
-De acuerdo- conteste, muy seria.

-¿Es que va a ver algo que nos pueda detener?-pregunto Roci

-Solo vosotras podréis contestar a esa pregunta.

Golpeo el cetro de las dos lunas y, una puerta hasta entonces invisible, apareció ante nosotras. Era de madera, fuerte y robusta, tenia unos extraños dibujos en relieve que no logré descifrar; a otro golpe de cetro lo que antes me habían parecido dibujos, se colorearon de una luz tan blanca, tan pura, que hasta la persona mas malvada se volvería buena al instante, con solo contemplarla, con solo mirarla. Caí en la cuenta de que eran letras, y no unas letras cualquiera sino unas letras élficas, solo una maravilla así podía ser construida por ellos. Caminamos absorbidas por su pureza, esta nos correspondió abriéndose lentamente, dejándonos ver mucha más luz pero, esta, no hacia daño a los ojos, mis hermanas ya habían cruzado la puerta, corrí un poco por miedo a que se cerrara, me gire para despedirme del hada con una última pregunta rondando mi cabeza ¿Por qué a ella no le afecto la pureza de la puerta élfica?

La puerta se cerró tras nosotras, el ruido que provocó nos hizo girarnos asustadas, eso consiguió sacarnos del trance.

-¿Dónde estamos?-pregunto Roci

Eso hizo que mirara a mi alrededor para buscar una buena respuesta, para no mentir a mi hermana pequeña. Levanté el vuelo para verlo mejor todo, pero… ¿Qué se supone que tenía que mirar? Todo era blanco: las paredes, el suelo, el techo… todo. Lo único que se veía allí éramos nosotras. Era como estar envueltas en un enorme edredón de lana blanco, podía seguir volando, mucho más alto por que seguía y seguía, podíamos andar hacia cualquier dirección por que nada terminaba, podíamos permanecer allí durante horas por que no hacia ni frío, ni calor, no teníamos hambre, sueño, tristeza, alegría, no sentíamos nada. Apoyé mis pies, cubiertos por unos zapatos morados en aquel suelo interminable, busqué el lado positivo de no sentir nada, si Dehay hubiera sabido que al principio temía por mi hermana, pero luego me di cuenta de que no podíamos sentir nada me hubiera dicho: “así no tienes que buscar las palabras adecuadas, Roci no puede sentir nada”.

-Creo que esto es La Nada-respondí

- ¿La Nada?- preguntó Roci extrañada.

-¿Qué es eso de allí?- dijo Dehay sin hacer caso de la pregunta de Roci y señalando una sombra

Alzamos el vuelo para ir mas deprisa, poco a poco la pequeña sombra se fue aclarando, caímos en la cuenta de que era…

-Un hada, ¡Corines! ¡Es un hada!-grito Roci cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir mientras se agachaba para intentar ayudarla-¿Qué te ha pasado?

-Ha llegado mi hora- nos contestó llorando.

-¿Por qué?- pregunto Dehay.

-Hace unos días, compre un bonito tarro que abrí inmediatamente, eso me llevó a una cueva donde vivía la anciana que me los vendió, ella me dijo que había caído sobre mi una terrible maldición al abrir uno de sus tarros, y que tendría que buscar a mi igual, una niña humana, o sino moriría. Entré a este mundo y volví a encontrarme con mi precioso tarro verde, en él había una nota: “solo tienes una oportunidad, sino la encuentras, tu alma será devorada por el ángel de la muerte. Tienes un año de hada”, yo no sabía que eso eran solo veinticuatro horas, así que en lugar de buscarla me dediqué a ver cosas de la ciudad donde me encontraba, pasado el día, aparecí aquí y un ser horrible se comió mi alma, me estoy muriendo hadys, no hay solución…

Nos fijamos al instante en que decía la verdad: no tenía alas.

-Nosotras si podremos encontrar a nuestras iguales- dijo Dehay. Ella, a pesar de que era muy valiente y decidida, estaba temblando. Le cogí la mano en señal de agradecimiento, porque, al hablar ella, el hada de verde no se había dado cuenta de la mueca que se nos había formado en la cara a Roci y a mí.

-Tened cuidado- nos contesto mientras iba desapareciendo poco a poco- los humanos llevan tanto tiempo evitando cualquier cosa sobrenatural e intentando explicarlo con la ciencia que han aprendido a ignorar por completo a los seres mágicos, no cometáis el mismo error que yo…- se despidió de nosotras con una débil sonrisa fingida, y desapareció.

Eso fue la última frase que oímos de ella.

-No os preocupéis- susurre entre el pelo de mi hermana y sus alas azules- estará bien, seguro.

Comenzamos a andar, sin rumbo fijo, solo hacia delante. Lo que más temíamos llego, nos encontramos con nuestro “inofensivos tarros”.

-¿Qué hacemos ahora?-pregunto Roci

-Es obvio ¿no?- Contestó Dehay- abrirlos.

-¿y que queréis, acabar como esa hada?-dije gritando muy alterada

-Claro que si, queremos acabar como esa hada marchitándose sin alas y sin vida…- respondió Dehay con sarcasmo.

-De acuerdo- dije, segura- abriremos los tarros a la vez, tenemos medio día para buscarlas, a las doce de la noche nos reuniremos… en una ciudad en el mar, sabremos encontrarnos ya que somos los únicos seres mágicos allí.

Seguimos la primera de mis instrucciones, abrimos los tarros, estos nos transportaron a cada una al lugar en que pensó

jueves, 18 de junio de 2009

Capitulo 5. La profecía

Solo una bombilla colgada en el centro del techo alumbraba la cueva, el incesante parpadeo de esta y el sonido rítmico de las gotas que caían una detrás de otra hacia todo más siniestro, Roci y yo nos fuimos colocando detrás de Dehay, que, como a ella le encantaba todo esto, no tenía miedo. La anciana se quito la capa y nos dejo ver un vestido negro, con accesorios negros -como no- <> pensé mientras la observaba.


Cogió lo que a simple vista parecía un bastón, hasta que me di cuenta de que era casi mas alto que ella y que en la parte de arriba tenia un símbolo: dos brillantes semilunas negras, una mirando para la derecha y la otra a la izquierda.

-¿Por qué estamos aquí?-susurro Roci tan bajito que tarde en descifrar lo que decía.

-Estáis aquí para que la profecía no se cumpla y salvéis a vuestras iguales- dijo mientras se giraba para mirarnos, ya que todo este tiempo había estado de espaldas a nosotras.

-¿nuestras iguales?

-¿Qué profecía?

-¿Por qué no se debe cumplir?- empezamos a decir las tres a la vez, olvidando por un momento el miedo que habíamos sentido hacía dos segundos escasos.

-Hace muchos años -comenzó a decir, ignorando la lluvia de preguntas- varios profetas vieron en el cielo de un mundo una terrible profecía o maldición según dijeron otros, tres niñas, trillizas de nacimiento, nacerían con exactos poderes, pero hasta que no acabaran la niñez, estos seguirán en secreto, tanto para ellas como para el mundo en el que vivirán. Finalizada esa etapa, sus poderes despertarían por completo y sembrarían el caos por todo el mundo humano. Para que eso no ocurriera, los soberanos de todos los mundos se reunieron en un consejo, y decidieron que una joven pitonisa grabara en el cielo de las hadas una profecía que se entrelazara con la otra, a la misma vez, tres hadas “mágicas” nacerían. Antes de que las humanas cumplieran 13 años tendrían que ir a buscarlas y ayudarlas a dominar la magia…

-¿Y donde viven ellas?-interrumpió una voz que no llegué a distinguir de lo atenta que estaba a la historia.

-En el primer mundo donde se diviso la profecía

-¿No me digas? Hasta Roci se ha dado cuenta de eso

-Si, hasta yo… ¿¡eh!? - gritó Roci alzando un puño hacia la cara de su hermana mayor.

Todas escuchamos una risita mal disimula de Dehay, seguida por una tos muy falsa.

-Si hubieras estado atenta a mi relato sabrías que es en el mundo humano.- replicó la vieja hada.

-¿el mundo humano?- pregunté intresada.

-Si, es de donde proceden todas las brujas, magos…

-Pero… no entiendo… ¿solo tienen 13 años? Que poco…

-Veras Roci, el tiempo no es igual en los mundos un siglo vuestro es un año suyo, un año de hada equivale a un día humano…

-Ya lo voy entendiendo, un día de hada equivale a 1 hora humana…-empezó a pensar Roci en voz alta.

-¿seguro?- pregunto Dehay alzando las cejas como solo ella sabía hacerlo.

-¡SEGURO!-grito poniendo mala cara

Como respuesta obtuvo una gran carcajada por parte de Dehay y mía.

-¡CENTRAROS! Por favor...esto es importante...todos los mundos cuentan con vosotras -nos dijo-¿queréis saber algo mas?

-No, esta todo claro- contesté.

Acto seguido le regalé mi mejor sonrisa para intentar calmarla un poco. Como esperaba, no funciono. Dehay, por su parte se quedo pensativa un rato y dijo:

-Pero... ¿como las vamos a encontrar? me refiero a que... ¿dónde las buscamos?

-En el planeta de los humanos, la Tierra.

-Ya... si eso si que lo sabia, lo que no se es en que punto exacto.

-Yo creo-comencé-que en algún sitio donde, de alguna manera, nuestros poderes estén... a simple vista

-¿¡A SIMPLE VISTA!?-gritaron mis hermanas.

-Si, me refiero a que por ejemplo: Roci, tiene el poder del agua y del aire...

-Si, pero agua y aire están en todas partes

-Lo se, pero tiene que haber algún sitio conocido por su agua o su viento...

-Y yo me voy a un lugar que este ardiendo ¿no?

-¿¡QUIERES DEJAR DE INTERRUMPIRME!?-intenté tranquilizarme- por favor Dehay, tiene que haber algún sitio así.

-Será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes. -dijo Roci.

-Tienes razón-contestamos al unísono Dehay y yo.

sábado, 9 de mayo de 2009

Capitulo 4. Ilusión


Dehay, temerosa y a la vez excitada fue a coger el pomo de la puerta para girarlo y entrar, pero esto no hizo falta, nada más acercarse a las puertas de metal indestructible éstas se abrieron ante nosotras. Y dejaron ver el hall más tenebroso que vaya a ver nunca. Roci y yo entramos después que Dehay, las luces que había en la pared, se iban encendiendo a cada paso que dábamos y cada una alumbraba todo lo que podía pero aun así, seguía sin verse bien. Si lo de fuera daba miedo… lo de dentro era peor.
-Esto es…
-horroroso-murmuró Roci
-Demasiado tenebroso para mi gusto-dije
-Pero, ¿qué decís?- nos reprocho-esto es una maravilla, mirad las telarañas en las esquinas y las copas con aspecto de calaveras
-Dehay,-dijo Roci intentando que su voz sonara lo más firme posible- nosotras no tenemos tus gustos.
-Anda vamos-dije-cuanto antes lleguemos antes nos iremos.
-¿llegar?-me preguntaron-¿A dónde?
Nos quedamos paradas y empezamos a mirar a todos los lados, ninguna tenía ni idea de por donde ir para encontrar a la vieja hada de los tarros. Entonces se me ocurrió:
-Podemos usar nuestros poderes para encontrarla
-buena idea-dijo Dehay- pero los míos no sirven porque dudo mucho que esté enamorada.
-Los míos si-dijo Roci- el viento nos puede llevar, ya que aquí dentro no podemos volar.
-y puedes oír la respiración del hada.
Todas nos callamos y dejamos a Roci concentrarse, cerró los ojos, y la dejamos oír. Al cabo de un rato los abrió de golpe, creo una nube y nos montamos, torcimos varias veces a una velocidad de vértigo y tuvimos que parar, o porque nos perdíamos o porque alguna se caía de lo rápido que iba. Al final el oído de Roci nos llevo ante una pequeña salita.
-Llegáis tarde
-¿perdón?-pregunte
-Os creía más rápidas y listas.
-y yo a ti más…-dijo Dehay al tiempo que recibía una patada de parte mía y otra de mi hermana.
-Se amable con la vie…-Roci se corrigió- con la amable hada.-dijo recalcando la última parte con una pizca del sarcasmo propio de Dehay.
-¿¡Queréis dejar de hablar de lo gorda que me he puesto!?-dijo el hada con voz chillona.
-¿Qué?-dije aturdida.
-¿Qué es lo que ha dicho?-preguntó Roci.
-¿Esta usted bien del riego?-dijo Dehay al tiempo que se tocaba la cabeza con el dedo y esquivaba otras dos patadas.
-¡Já!-dijo triunfante. La miré de mala manera al igual que Roci, pero ella solo nos enseño la lengua-ahora que me doy cuenta ¿es aquella la anciana de los tarros?
-¿Qué si soy la nana de los pastos?-nos dijo la anciana torciendo la cara en una mueca tan graciosa que a Roci se le escapó una pequeña carcajada.
Dehay empezó a gritar a la anciana lo que decía y la anciana la respondía con otra pregunta, no se enteraba de nada, Roci mientras se reía de las frases de la anciana y la cara de Dehay.
Entonces caí en la cuenta de algo que se nos había pasado por alto, Roci me miro y también se dio cuenta y al instante paro de reír, Dehay se dio por vencida
-Señora ¿seria tan amable de dejar de fingir que esta sorda?
-¿Qué?-dijeron con asombro mis hermanas.
-Lo que habéis oído, esta anciana nos ha tomado el pelo, ha estado fingiendo desde que vinimos aquí, apuesto a que esta casa es una ilusión
-Vaya, pues si que sois listas-dicho esto las paredes se esfumaron y en su lugar aparecieron rocas amontonadas a modo de pared y de techo, la cueva era de todo menos habitable.

sábado, 7 de marzo de 2009

Capitulo 3. El encanto de los tarros

-Paciencia Dehay, paciencia, pues es una gran virtud y una desgracia no tenerla, ¡OH! Pero que maleducada…tendréis hambre…llevamos aquí horas y horas…
Ella siguió con su discurso abrazando a Roci, hablando con Dehay, pero yo no la escuchaba, en cuanto había hablado de la hora yo me di la vuelta y me sumergí en la escena que se podía observar a través del cristal lleno de polvo: todas las hadas mayores de edad continuaban adornando las calles de Rosaleda, desde pequeña me gustaba ver a las hadas volar de un lado para otro cogiendo y colocando adornos de toda clase y color, yo también deseaba ayudar pero la edad iba en mi contra porque todavía me faltan 6 siglos para ser un hada echa y derecha. Aunque desde que nacimos nunca fuimos iguales, por ejemplo como cuando aprendimos a volar. Las hadys a los 6 no llegan a volar por encima de las casas y se están cayendo constantemente, lo suelen perfeccionar sobre los 12 siglos, pero nosotras no, a los 3 siglos ya lo teníamos dominado. Otra diferencia son las alas las primerizas tienen las alas transparentes casi imposibles de ver, pero en cambio las nuestras ya tenían un color radiante y bello, -aunque a su vez algo transparentes- y, la ultima y más asombrosa; somos las únicas hadas de todo nuestro mundo y del universo que tienen poderes, pues las hadas solo tienen poderes para levantar algo muy pesado o para brillar con mas intensidad. Yo, la primera en nacer tenía el poder de controlar la naturaleza a mi antojo y de volverme invisible, Dehay la segunda, descubrió su poder el día de la fiesta del invierno, se enfado tanto que quemo un mueble en segundos y el otro era que tenía una capacidad especial para saber el amor que sentía una persona por otra, muy útil para saber si te quieren o no, pero muy trágico si sabes que tu amor no es correspondido. Y por ultimo la pequeña Roci, tenia el poder de controlar el agua y el viento y era la encargada de que si llovía en las fiestas hiciera lo posible por pararla. Cada una de nosotras distintas en forma de ser pero iguales a la vez, pues éramos trillizas.
-Carines, nos vamos a la entrada con Sabia para coger los tarros.
-¿Para que queréis los tarros?-dije despertando de mi sueño.
-Mientras tú estabas soñando Sabia nos ha dicho como encontrar a la Vieja Hada.
-¿A sí? ¿Cómo?
-No queda otra opción que abrir los tarros- dijo Sabia entrando en la sala seguida de mi otra hermana.
-Pero usted dijo que eran muy peligrosos ¿y si nos pasa algo?
-Son peligrosos para hadas que no tienen poderes ya que al abrirlo el tarro explotaría, las hadas morirían y sus almas serían devoradas por aquella hada.
-Entonces ¿solo nosotras podemos abrir los tarros y encontrar a quién los vende?
-Si no fuera así no os mandaría, pero el destino ha elegido que seáis vosotras las que la detengáis.
-Cuenta con nosotras- dijimos las tres a la vez
Cada una cogió su tarro y Sabia se fue ya que al abrir los tarros su alma seria devorada.
-A la de tres- dije agarrando la tapa- Una, dos… ¡tres!
Desde ese grito todo paso muy rápido los tarros no explotaron sino que todo el poder que llevaban dentro se introdujo en nuestro cuerpo potenciando nuestros poderes, después de eso nos agarramos las manos y fuimos trasportadas a otra casa mas oscura y siniestra que cualquier casa que haya visto.
-¿Dónde estamos?- pregunto Roci con miedo agarrándose mas fuerte a mi mano
-Bienvenidas a mi mansión- dijo una siniestra voz desde el interior. Roci me apretó con toda la fuerza que tenía.
Dehay parecía maravillada ante tanto horror, por todo el jardín no se veía ni una hierba y el cielo era tan oscuro que no se podían distinguir las tenebrosas aves que surcaban los cielos
-¿Vais a pasar?-nos volvió a hablar la voz
Comenzamos a paso lento, Dehay la primera y Roci y yo detrás pero en un segundo estábamos ante de las gigantescas puertas.

domingo, 15 de febrero de 2009

Capitulo 2. El hada más sabia de todas la hadas

Aquella pregunta nos pilló de sopetón ¡No nos la esperábamos! Recuerdo perfectamente la cara de Roci y Dehay. No abrieron más los ojos por que no podían.
-¿Que hacen tres aprendices de hada paseando tan temprano?- nos volvió a preguntar.
Miré a Dehay que me miraba a mí con cara de suplica, así que, no me quedo más remedio que contestar lo primero que se me paso por la cabeza:
-Estábamos contemplando los preparativos para la fiesta de la Alareda desde nuestra azucena así que…-ya no sabía como continuar y Roci me tomo el relevo
-Así que nos preguntábamos si… ¿podríamos ayudar en algo?-dijo de sopetón
Dehay y yo miramos a Roci con cara de "¿Qué?" y en estado de shock pero, por desgracia, la mentira no duro mucho.
-¿Seguro que no buscáis a nadie?- nos dijo Sabia.
Roci fue la única que no entro en shock, nos miro y pasados unos segundos contesto:
-Segurísimo Sabia, de verdad, ¿en que podemos ayudarte?
-Pues, veréis, estoy buscando a un hada que viste de negro y lleva…
-¿¡Un hada que viste de negro!?-Gritamos ahora en shock las tres a la vez.
-Si, tiene pinta de ser muy anciana y no lleva alas creo que vendía tarros de colores muy peligrosos- nos dijo no muy segura de sus palabras, cosa muy rara en ella.
Yo no pude más, no podía soportar mentir al hada más sabia de todas las hadas y le relate -ante el asombro de Roci y la mirada de Dehay que supuestamente significaría "yo no arreglo este entuerto"-todo lo sucedido con los tarros: como llegaron a nuestro poder, como era el hada, como desapareció…
-Eres muy honrada Carines, muchas de las hadas de aquí se quedarían con los tarros y no buscarían a aquella misteriosa hada para pagarla, me temo que solo hay una manera de encontrar a esa anciana- dicho esto nos miro con una cara que no mostraba ni alegría, ni sabiduría, sino tristeza, aquel vestido marrón claro con millones de lentejuelas que brillaban con el sol de finales de abril se mostraba triste y esos ojos azules color del océano que tanto habían querido los hombres-hada, en ese momento no mostraban sabiduría.
-¿Cuál? ¿Cuál es?-pregunto la impaciente de mi hermana.
-Acompañarme queridas hadys a mi humilde hortensia solo ella tiene el libro con la respuesta.
Con un simple batir de alas habíamos dejado atrás nuestra casa y las casas que la rodeaban, el sonido de las campanas para anunciar de que era hora de volver con los preparativos me saco de mi trance. Entramos a la hortensia de Sabia que estaba llena de libros, pergaminos, tinteros, plumas…
-Lo siento por el desorden, no acostumbro a recibir visitas, Roci acércame ese libro
Mi pequeña hermana alzo sus alas de color azul hielo y alcanzó el libro mas viejo, pesado y lleno de polvo de toda la habitación y juraría que de toda la casa. Lo dejó en un escritorio lleno de papeles. En cuanto lo hubo colocado sobre la mesa y se aparto, Sabia se acerco y leyó cuidadosamente cada página del libro. Me giré para observar otros detalles de la habitación a la derecha había: estantes llenos de libros y mi hermana pequeña Roci bostezando medio sonámbula y a mi izquierda: estantes con libros y más libros, mi hermana Dehay haciendo "Tic-Tac" con el tacón de su zapato.
Sin darnos cuenta Sabia se había girado y nos estaba mirando.
-Me temo que solo hay una solución para encontrar a La Hada Misteriosa- nos dijo con una expresión en su rostro de pánico
-¿Nos va a decir cuál es o tendremos que mirar otro libro?- preguntó Dehay con aparente impaciencia.

miércoles, 7 de enero de 2009

capitulo 1. Los tarros de cristal


Todo empezó como día normal en Rosaleda. Yo desayunaba con mis dos hermanas pequeñas cereales con leche. De repente llamaron a la puerta de nuestra azucena.
-¿Quién es?-pregunté abriendo la puerta.
-Vendo tarros de colores-dijo una vieja hada- Tres por el precio de uno.
-¿Qué os parece, chicas?-pregunté cogiendo el tarro con dibujos de rosas moradas y enseñándosele a mis hermanas, segundos antes de que se abalanzaban sobre mí para coger cada una un tarro.
Cuando conseguí librarme de las dos, me fijé más en el aspecto de la anciana, tenía el pelo blanco y no parecía tener alas, aunque no pude ver más por que llevaba una gran capa negra que le tapaba todo el cuerpo, a pesar de que según la regla nº 7 a cada hada se le asigna un color al nacer y no puede vestir con otro y mucho menos de oscuro hasta que renuncia a sus poderes.
Dehay, la mediana de las tres, cogió un tarro con dibujos de llamas rosas y Roci la menor un tarro azulado con pequeñas olas, me di cuenta de que había que pagarlos y en seguida subí volando a por el monedero, bajé sin que mis hermanas se dieran cuenta de que me había ido -estaban como absorbidas por el encanto de los tarros.- y me acerqué a la puerta sin mirar de frente, alcé la vista y allí no había nadie, la vieja hada no estaba. En cambio los tarros seguían en nuestra posesión así que dejé mi tarro encima de la mesa del comedor y comprobé que -como siempre- habían dejado el desayuno tirado, pero en vez de gritarlas enfadada las dije:
-Recoged el desayuno inmediatamente después vestiros, tenemos algo que hacer hoy.
Mis hermanas ignoraron lo primero y subieron a vestirse, así que como todos los días de mis 12 siglos de vida me tocó recoger.
Mis hermanas llegaron antes de lo esperado. La primera en bajar fue Dehay, con un precioso vestido rosa, una diadema a juego y un collar negro con una llama.
-¿Carines donde esta?...-comenzó a decir- ¡aja!
Se abalanzo sobre la mesilla de la entrada y se colocó un cinto negro con una estrella rosa. No sin antes tirar el perchero, según ella "sin querer".
-perfecto-dijo mirándome, se giro para mirar al perchero caído sin intención alguna de recogerlo- nunca me ha gustado, lo podemos dejar así.
Yo sonreí con la típica cara que pongo cuando se niega a hacer algo que ni siquiera la he pedido.
Por fin, bajo Roci con un precioso vestido más corto que el mío y que el de Dehay, más juvenil, con una pizca de encanto y toneladas de azul la "hechizaba" según decía ella.
-¿Nos vamos? -pregunto Dehay
-Por supuesto -dije- tenemos que encontrar a esa misteriosa hada.
-¿Habrán empezado a adornar las calles para la fiesta de la Alareda?- pregunto Roci entusiasmada- me encanta cuando todo se llena de color.
Salimos a la calle y comprobamos –para alegría de Roci- que sí habían comenzado con los preparativos para la fiesta de la Alareda. Por si no lo sabéis la Alareda es una fiesta que se celebra el 31 de abril que es, cuando en nuestro mundo comienza la primavera, dura todo el mes de mayo. Los espectáculos para hadys -hadas muy jóvenes que casi no saben volar- eran –como el propio nombre dice- espectaculares; había cantantes, un circo y una feria. Mientras me sumergía en mis recuerdos de la infancia, él hada Sabia nos asaltó sacándome de mi ensoñación.
-¿Que hacen tres Jóvenes hadas paseando tan pronto?- preguntó.