sábado, 17 de abril de 2010

Capitulo 7. La ciudad del Amor

¡¡Atencion!! Este capitulo esta sin correjir, le he puesto para no añadir un mes mas al enorme retraso que llevamos, en unas semanas estara bien presentado.
Intenté cerrar los ojos con fuerza, pero mis párpados se abrían al instante, gracias a eso pude contemplar lo que sucedía en lo que Corines había llamado La Nada. Los tres tarros explotaron convirtiéndose en millones de cristales haciendo que mis párpados reaccionasen y cubrieran mis ojos. Pude oír el sonido de una bestia gritando y algo desmoronándose. Por más que intente abrir mis grandes ojos color chocolate, estos se negaron en rotundo. Raro ¿verdad?, cuando quiero abrirlos se cierran y cuando los quiero cerrar, se abren. Mi cuerpo se descontrola por momentos ¿y si me muero y no me doy cuenta? Lo último que vi fue un nubarrón de imágenes mezcladas, un tele-transporte muy extraño.
Estaba segura de que me había dado un golpe. No sabía con qué o como, pero no dudaba de que me hubiera golpeado, ya que con la mano pude notar una brecha pequeñita encima del ojo derecho, no sangraba y estaba perfectamente curada. Esto ya no es raro, es extraño, muy extraño. Respire profundamente un par de veces antes de abrir los ojos, intentando controlar mis impulsos de quemar todo lo que se encontraba en un radio de 2 Km. Notaba, por la vibración que recorría mi pequeño cuerpo, que donde quiera que me encontrase, se movía y hacia ruidos raros y extraños.
Abrí los ojos.
El lugar donde estaba era enorme, parecía –era- un asiento para gigantes –humanos-. Blandito y confortable con ventanas a los lados y una fila con dos asientos mas. En uno de ellos, el de la izquierda, había un humano sentado girando suave pero continuamente un donuts negro muy poco apetecible. También había un espejo colgado del enorme cristal del medio que indicaba –por la gotas que caían- que no hacia tan bien como en mi mundo. Un segundo… rebobinemos… ¿¡había llegado a la Tierra!? ¡Que guay!
Me senté en el asiento de su lado, un pequeño abeto colgaba del espejo y desprendía un olor a bosque taaan puro… embriagaba a cualquiera con sentido del olfato, aunque solo lo oliera por un segundo podría recordar esa fragancia entre un millón, al igual que los grititos de Roci. De pronto una preciosa luz blanca cruzo el cielo y le partió durante dos segundos. ¡Maravilloso!
Lo que no era tan maravilloso era el ruido horrible, desgarrador y espeluznante que le había seguido.
- ¿¡Que ha sido ese ruido!? – mire horrorizada como la gente ni se inmutaba.
Tampoco me había enterado de que el humano que dirigía este móvil había pegado un frenazo impresionante consiguiendo que saliera un humo blanco de debajo del coche.
- No me des esos sustos – dijo recuperando el control
- Perdón – conteste – ¡espera! ¿Puedes verme? – volví a poner una cara de horror, que no habría puesto ni aunque Corines me recogiera la habitación.
- Pues claro – pareció no sorprenderse en absoluto – llevo rato observándote
- ¿Y como es eso? – otra cosa rara y extraña
Dudo en que contestar, se lamió el rabio superior, signo de pensar muy común en las personas rarillas.
- Veras yo… - giro el donuts – soy un vampiro
Una sonrisa de oreja a oreja ilumino su redondo rostro. Obviamente no me había creído esa trola, sabia que los vampiros en este mundo eran una leyenda de terror para asustar a los niños, lo se por que un día Corines me lo dijo para que ordenara mi cuarto… no funciono. Pero decidí seguirle el juego para ver que decía.
- Ya… y dime “vampiro” ¿Cómo sales de día?
Me quede mirándole con cara de “haber que se te ocurre”. Sonrió y murmuro algo. Observando el camino me contesto:
- Me has pillado, soy escritor principalmente de novelas de fantasía
- Eso lo explica todo – susurre mas para mi que para el, pero lo oyó igualmente
No me había fijado que desde una cajita pequeña insertada en el móvil, se oía una dulce melodía. Al instante se me lleno la cabeza de esa canción.
- ¿Te gusta…? – alargo la pregunta esperando que dijera mi nombre.
- De-ha-y – pronuncie cada silaba con cuidado para que no me llamara como le diese la gana.
- Dehay, curioso nombre. El mío es Martín. Soy un famoso escritor aquí en Francia, y quizá en otras partes del mundo también ¿Quién sabe?
- Yo no, eso seguro. Por si no te acuerdas soy un hada – me gire y señale mis alitas rosas
Volvió a frenar por enésima vez, pero ahora, fue más suave. Dejo el móvil frente a una pequeña y bonita casa. Aunque no tan bonita como mi cuarto, claro.
La casa era tan solo de un piso, pero espaciosa y demasiado ordenada para mí gusto, me guió hasta el salón alumbrado por dos grandes puertas transparentes –entrada al balcón- con vistas a una torre increíblemente alta. Se llamaba la Torre Eiffel, en honor al que la construyo –según me dijo Martín-.
- Yo he conocido a un hada antes que a ti – su expresión cambio de una indiferente a la más triste del mundo. Intente decir algo, pero el volvió a hablar.
- Murió… bueno, eso creo – evito mi mirada – la conocí de humana y me enamore. Todo fue muy rápido, amor a primera vista, ¡incluso cuando me contó que era un hada! No había pasado ni un día y ya estábamos prometidos. Ella se sentó en el sofá, cuando volví… estaba desapareciendo… se volvía transparente poco a poco.
- ¿Iba de verde? – si mis sospechas eran ciertas, aquel hada que murió en La Nada podía ser ella.
- Si, me dijo que era una norma ¿Por qué? – siguió sin mirarme, supongo que estaba a punto de llorar.
- Por que ella ahora vive feliz en el mundo de las hadas, solo que ya no puede volver… es que… no nos permiten enamorarnos de humanos…
Asqueroso, raro y extraño, lo se. Acabo de mentirle a un humano para que no sufra. Estos viajes espacio-tiempo entre dos mundos me han afectado demasiado.
- Voy a cambiarme de ropa, esta esta un poco mojada. Ahora vuelvo – me aseguro.
Vuelo un rato por la casa, no me gusta cotillear… ¡pero me aburro! Tan solo tiene un baño, una minibiblioteca donde seguramente escribiera sus libros, su habitación –donde estaba el- y el pequeño balcón que ya había mencionado.
Entre en el baño, me mire en el espejo, era tan pequeña que tuve que pegarme a el.
- Si yo fuera humana todo seria más fácil – pensé en voz alta apoyando mi mano izquierda en el cristal – todo seria más fácil – volví a repetir.
Cerré los ojos y respire, tenia que controlarme, yo no era así.
Yo era la típica graciosa que rompe el hielo con un chiste, la sarcástica, un poco vaga y antipática. La que se comportaba así era Roci cuando le daba la depresión o Corines cuando no encuentra una solución lógica a las cosas.
- ¿Estas en el baño? – pregunto
Salí de mis pensamientos tan de golpe que parecía que en vez de preguntar me había tirado un jarrón a la cabeza.
- Si – abrí la puerta, no recuerdo si la había cerrado…

Si su boca hubiera sido elástica, habría podido llegar al suelo. ¿Por qué se sorprendía? No tengo ni idea.
- ¿Me han crecido las alas o que? – supuse que aquella frase tan de mi raza no la iba a pillar, pero lo dije de todos modos, claro que, sin esperar que se riera.
- Mas bien lo contrario – me contesto y yo como una tonta fui corriendo al espejo.
¿¡Como que me habían empequeñecido?! ¡Si no tenia!
Me había vuelto en pocos segundos una humana. Mi pelo llegaba ahora un poco por debajo de la oreja, despuntado y con flequillo, sujeto por una diadema negra adornada con un lazo pequeño a la derecha, de color rosa. Mi vestido, junto con el cinto que se había cargado el perchero, ya no estaban. En su lugar, había una camiseta negra de manga larga cubierta por una chaqueta de maga corta rosa, con dibujos de calaveras en negro. El pantalón era pirata-vaquero a juego con unas botas negras por debajo de la rodilla, parecían que se abrochaban con los cordones que tenían delante, pero no, al lado había una cremallera muy bien disimulada. Era muy raro pero, ¿Qué no era raro aquí?
- ¿Cómo has…? – empezó a preguntar cuando consiguió dejar de sorprenderse.
- Ni idea – interrumpí – pero mola
- ¿No se supone que no podéis vestiros de oscuro? – vaya, si que le contó cosas el hada.
- Yo ahora soy humana, no creo ni que se enteren – y me reí a carcajadas.
- ¿Qué te parece si damos una vuelta y me cuentas que haces aquí?
Asentí con la cabeza. Afuera, como supuse, ya no llovía y un sol radiante había alejado las nubes como un gato a unos ratones asustados.
Me llevo a un museo precioso llamado Louvre, no sabia que los humanos pintasen. También pasamos junto al “Arco del Triunfo” ¿Cómo podían haber hecho eso? Y cuando por fin nos paramos junto a un tranquilo río, me di cuenta de que se me había olvidado algo muy importante… ¡No he comido desde el desayuno! Martín vio que me tocaba “disimuladamente” la barriga para hacer callar tan vergonzosos ruidos.
- Te invito a comer – sonrió
Me agarro la mano con firmeza y me llevo a un restaurante raro, como todo lo de este mundo.
Muchos humanos había allí, eran casi las tres. Hora de comer, según Martín. En aquel sitio el era famoso, tan conocido que incluso, le invitaban. Varias personas vestidas de negro –camareros- le preguntaron quien era yo, el se limito a sonreír y decir:
- Isabelle, mi sobrina
Los camareros comentaron no recordar que tenía familia.
- Y no la tengo – me susurro asegurándose de que nadie le oía – todos han muerto hace ya mucho tiempo
Me limite a alucinar con semejante noticia, si fuera una de mis hermanas, estaría llorando.
Después de comer le relate la historia de cómo había llegado y me quiso ayudar a buscar a mi humana.
Mientras dábamos vueltas por la ciudad sin rumbo fijo, buscando alguna cosa, cualquier indicio de magia, una extraña sensación me guió hasta una pequeña tienda de antigüedades.
- ¿Qué hacemos aquí? – me pregunto Martin por la espalda.
- No lo se – el arqueo una ceja confundido.
Ignore sus quejas y mis ojos se fijaron en un pequeño tarro de color rosa con extraños dibujos, era imposible; yo misma le vi estallar en mil pedazos que no se podrían juntar, pero estaba allí. El tarro que “compre” a la vieja estaba allí, en aquella tienda en ruinas a punto de caerse, brillaba y resplandecía como una flor entre las malas hierbas que crecen en el jardín, invitando a todo el que le contemplase a abrir su preciosa tapa para condenarle a la mas horrible muerte: quedarse sin alma, sin espíritu, para vagar por La Nada eternamente sin poder comunicarte con alguien.
- Te le regalo – me dijo Martin y se dirigió al mostrador de madera seca y fea que a lo mejor años atrás era la envidia de los vendedores, pero que ahora, si apoyabas la mano aunque solo fuera levemente, podía derrumbarse en un abrir y cerrar de ojos.
Salimos de la tienda, yo tenía el tarro en mis manos.
- ¿No es extraño? No me ha cobrado nada
- Seguramente seriamos sus primeros clientes en 100 años – comente sarcásticamente
- Si ese es el tarro que me contaste… cuando lo abras… ¿te iras?
- Supongo que me iré a donde le pida que me lleve
- Pues vamos a buscar a tu Igual, deprisa.
No recuerdo cuantas vueltas dimos, ni tampoco porque no perdí ni un segundo la esperanza cuando era obvio que nunca la íbamos a encontrar. Solo recuerdo que acabe en la Torre Eiffel contemplando el atardecer de la ciudad del amor. Como era de esperarse, no había encontrado a nadie con el menor índice de magia alguna.
- La echo de menos ¿sabes? – Me dijo observando el paisaje, sin volverse a mirar si le escuchaba – tenia una sonrisa preciosa – sonrió con nostalgia.
- Algún día todos abandonaremos este mundo, así que no pienses en eso y disfruta mientras puedas
- Estoy seguro de que no morirás, encontraras a tu igual Dehay – me prometió pronunciando por primera vez mi nombre
- Me voy a tener que ir ya – le di la espalda a la ciudad iluminada – se lo prometí a mis hermanas, ya sabes, estar juntas cuando eso pase
Cogi el tarro rosa del suelo y murmure o más bien rogué:
- Llévame con mis hermanas
Mi cuerpo comenzó a brillar y recupere mi forma de hada.
- Adiós Martin, gracias por todo – una lagrima resbalo por mi mejilla
- Nos veremos en otra vida – se despidió con la mano
Cuando estaba a punto de desaparecer pude oírle decir:
- Me has dado una idea para un libro, hadita rosa.
Y otra vez me desmaye cayendo en un profundo sueño.

martes, 2 de febrero de 2010

Noticias Febrero 2010

Hemos hecho muchos cambios y por eso queremos manteneros informad@s:

Para empezar se han correjido todos los capitulos de Diario de un hada, del 1 al 6. Se lo debemos a Mel.
Tambien hemos puesto los dibujos/fotos de los capitulos: 1, 4, 5 y 6. Gracias a Mel por los dibujos y a Pau por la fotos, que aqui trabajamos todas.
Y os adelanto que para compensar la espera Lara esta haciendo las fichas de todos, absolutamente todos los personajes que salieron, salen y saldran en la historia (pero claro, solo pondra los que ya han salido, para no quitar misterio).
Solo nos queda deciros que gracias por los comentarios y el apoyo a:
Cris, Martita, Laura, Danamarta, Ivan, Mery, Jspf, Leire, Sofia, Nara, the suicide girl, iratxe, Valupii, Angie, Anabel.
 Muchas gracias a todas pero en especial a Ariadna (que fue la primera en comentar) y a Tommy-chan777 ¿pensabas que nos ibamos a olvidar de nuestra critica preferida?
Solo os podemos adelantar que la historia va a dar un giro tremendo y que las fotos de las hadas van a ser geniales ¿como las imaginais vosotr@s?

sábado, 27 de junio de 2009

Capitulo 6. En busca de nuestras iguales.

-Abriré una puerta que conecte este mundo con el de ellas, pero solo tendréis una oportunidad
-De acuerdo- conteste, muy seria.

-¿Es que va a ver algo que nos pueda detener?-pregunto Roci

-Solo vosotras podréis contestar a esa pregunta.

Golpeo el cetro de las dos lunas y, una puerta hasta entonces invisible, apareció ante nosotras. Era de madera, fuerte y robusta, tenia unos extraños dibujos en relieve que no logré descifrar; a otro golpe de cetro lo que antes me habían parecido dibujos, se colorearon de una luz tan blanca, tan pura, que hasta la persona mas malvada se volvería buena al instante, con solo contemplarla, con solo mirarla. Caí en la cuenta de que eran letras, y no unas letras cualquiera sino unas letras élficas, solo una maravilla así podía ser construida por ellos. Caminamos absorbidas por su pureza, esta nos correspondió abriéndose lentamente, dejándonos ver mucha más luz pero, esta, no hacia daño a los ojos, mis hermanas ya habían cruzado la puerta, corrí un poco por miedo a que se cerrara, me gire para despedirme del hada con una última pregunta rondando mi cabeza ¿Por qué a ella no le afecto la pureza de la puerta élfica?

La puerta se cerró tras nosotras, el ruido que provocó nos hizo girarnos asustadas, eso consiguió sacarnos del trance.

-¿Dónde estamos?-pregunto Roci

Eso hizo que mirara a mi alrededor para buscar una buena respuesta, para no mentir a mi hermana pequeña. Levanté el vuelo para verlo mejor todo, pero… ¿Qué se supone que tenía que mirar? Todo era blanco: las paredes, el suelo, el techo… todo. Lo único que se veía allí éramos nosotras. Era como estar envueltas en un enorme edredón de lana blanco, podía seguir volando, mucho más alto por que seguía y seguía, podíamos andar hacia cualquier dirección por que nada terminaba, podíamos permanecer allí durante horas por que no hacia ni frío, ni calor, no teníamos hambre, sueño, tristeza, alegría, no sentíamos nada. Apoyé mis pies, cubiertos por unos zapatos morados en aquel suelo interminable, busqué el lado positivo de no sentir nada, si Dehay hubiera sabido que al principio temía por mi hermana, pero luego me di cuenta de que no podíamos sentir nada me hubiera dicho: “así no tienes que buscar las palabras adecuadas, Roci no puede sentir nada”.

-Creo que esto es La Nada-respondí

- ¿La Nada?- preguntó Roci extrañada.

-¿Qué es eso de allí?- dijo Dehay sin hacer caso de la pregunta de Roci y señalando una sombra

Alzamos el vuelo para ir mas deprisa, poco a poco la pequeña sombra se fue aclarando, caímos en la cuenta de que era…

-Un hada, ¡Corines! ¡Es un hada!-grito Roci cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir mientras se agachaba para intentar ayudarla-¿Qué te ha pasado?

-Ha llegado mi hora- nos contestó llorando.

-¿Por qué?- pregunto Dehay.

-Hace unos días, compre un bonito tarro que abrí inmediatamente, eso me llevó a una cueva donde vivía la anciana que me los vendió, ella me dijo que había caído sobre mi una terrible maldición al abrir uno de sus tarros, y que tendría que buscar a mi igual, una niña humana, o sino moriría. Entré a este mundo y volví a encontrarme con mi precioso tarro verde, en él había una nota: “solo tienes una oportunidad, sino la encuentras, tu alma será devorada por el ángel de la muerte. Tienes un año de hada”, yo no sabía que eso eran solo veinticuatro horas, así que en lugar de buscarla me dediqué a ver cosas de la ciudad donde me encontraba, pasado el día, aparecí aquí y un ser horrible se comió mi alma, me estoy muriendo hadys, no hay solución…

Nos fijamos al instante en que decía la verdad: no tenía alas.

-Nosotras si podremos encontrar a nuestras iguales- dijo Dehay. Ella, a pesar de que era muy valiente y decidida, estaba temblando. Le cogí la mano en señal de agradecimiento, porque, al hablar ella, el hada de verde no se había dado cuenta de la mueca que se nos había formado en la cara a Roci y a mí.

-Tened cuidado- nos contesto mientras iba desapareciendo poco a poco- los humanos llevan tanto tiempo evitando cualquier cosa sobrenatural e intentando explicarlo con la ciencia que han aprendido a ignorar por completo a los seres mágicos, no cometáis el mismo error que yo…- se despidió de nosotras con una débil sonrisa fingida, y desapareció.

Eso fue la última frase que oímos de ella.

-No os preocupéis- susurre entre el pelo de mi hermana y sus alas azules- estará bien, seguro.

Comenzamos a andar, sin rumbo fijo, solo hacia delante. Lo que más temíamos llego, nos encontramos con nuestro “inofensivos tarros”.

-¿Qué hacemos ahora?-pregunto Roci

-Es obvio ¿no?- Contestó Dehay- abrirlos.

-¿y que queréis, acabar como esa hada?-dije gritando muy alterada

-Claro que si, queremos acabar como esa hada marchitándose sin alas y sin vida…- respondió Dehay con sarcasmo.

-De acuerdo- dije, segura- abriremos los tarros a la vez, tenemos medio día para buscarlas, a las doce de la noche nos reuniremos… en una ciudad en el mar, sabremos encontrarnos ya que somos los únicos seres mágicos allí.

Seguimos la primera de mis instrucciones, abrimos los tarros, estos nos transportaron a cada una al lugar en que pensó

jueves, 18 de junio de 2009

Capitulo 5. La profecía

Solo una bombilla colgada en el centro del techo alumbraba la cueva, el incesante parpadeo de esta y el sonido rítmico de las gotas que caían una detrás de otra hacia todo más siniestro, Roci y yo nos fuimos colocando detrás de Dehay, que, como a ella le encantaba todo esto, no tenía miedo. La anciana se quito la capa y nos dejo ver un vestido negro, con accesorios negros -como no- <> pensé mientras la observaba.


Cogió lo que a simple vista parecía un bastón, hasta que me di cuenta de que era casi mas alto que ella y que en la parte de arriba tenia un símbolo: dos brillantes semilunas negras, una mirando para la derecha y la otra a la izquierda.

-¿Por qué estamos aquí?-susurro Roci tan bajito que tarde en descifrar lo que decía.

-Estáis aquí para que la profecía no se cumpla y salvéis a vuestras iguales- dijo mientras se giraba para mirarnos, ya que todo este tiempo había estado de espaldas a nosotras.

-¿nuestras iguales?

-¿Qué profecía?

-¿Por qué no se debe cumplir?- empezamos a decir las tres a la vez, olvidando por un momento el miedo que habíamos sentido hacía dos segundos escasos.

-Hace muchos años -comenzó a decir, ignorando la lluvia de preguntas- varios profetas vieron en el cielo de un mundo una terrible profecía o maldición según dijeron otros, tres niñas, trillizas de nacimiento, nacerían con exactos poderes, pero hasta que no acabaran la niñez, estos seguirán en secreto, tanto para ellas como para el mundo en el que vivirán. Finalizada esa etapa, sus poderes despertarían por completo y sembrarían el caos por todo el mundo humano. Para que eso no ocurriera, los soberanos de todos los mundos se reunieron en un consejo, y decidieron que una joven pitonisa grabara en el cielo de las hadas una profecía que se entrelazara con la otra, a la misma vez, tres hadas “mágicas” nacerían. Antes de que las humanas cumplieran 13 años tendrían que ir a buscarlas y ayudarlas a dominar la magia…

-¿Y donde viven ellas?-interrumpió una voz que no llegué a distinguir de lo atenta que estaba a la historia.

-En el primer mundo donde se diviso la profecía

-¿No me digas? Hasta Roci se ha dado cuenta de eso

-Si, hasta yo… ¿¡eh!? - gritó Roci alzando un puño hacia la cara de su hermana mayor.

Todas escuchamos una risita mal disimula de Dehay, seguida por una tos muy falsa.

-Si hubieras estado atenta a mi relato sabrías que es en el mundo humano.- replicó la vieja hada.

-¿el mundo humano?- pregunté intresada.

-Si, es de donde proceden todas las brujas, magos…

-Pero… no entiendo… ¿solo tienen 13 años? Que poco…

-Veras Roci, el tiempo no es igual en los mundos un siglo vuestro es un año suyo, un año de hada equivale a un día humano…

-Ya lo voy entendiendo, un día de hada equivale a 1 hora humana…-empezó a pensar Roci en voz alta.

-¿seguro?- pregunto Dehay alzando las cejas como solo ella sabía hacerlo.

-¡SEGURO!-grito poniendo mala cara

Como respuesta obtuvo una gran carcajada por parte de Dehay y mía.

-¡CENTRAROS! Por favor...esto es importante...todos los mundos cuentan con vosotras -nos dijo-¿queréis saber algo mas?

-No, esta todo claro- contesté.

Acto seguido le regalé mi mejor sonrisa para intentar calmarla un poco. Como esperaba, no funciono. Dehay, por su parte se quedo pensativa un rato y dijo:

-Pero... ¿como las vamos a encontrar? me refiero a que... ¿dónde las buscamos?

-En el planeta de los humanos, la Tierra.

-Ya... si eso si que lo sabia, lo que no se es en que punto exacto.

-Yo creo-comencé-que en algún sitio donde, de alguna manera, nuestros poderes estén... a simple vista

-¿¡A SIMPLE VISTA!?-gritaron mis hermanas.

-Si, me refiero a que por ejemplo: Roci, tiene el poder del agua y del aire...

-Si, pero agua y aire están en todas partes

-Lo se, pero tiene que haber algún sitio conocido por su agua o su viento...

-Y yo me voy a un lugar que este ardiendo ¿no?

-¿¡QUIERES DEJAR DE INTERRUMPIRME!?-intenté tranquilizarme- por favor Dehay, tiene que haber algún sitio así.

-Será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes. -dijo Roci.

-Tienes razón-contestamos al unísono Dehay y yo.

sábado, 9 de mayo de 2009

Capitulo 4. Ilusión


Dehay, temerosa y a la vez excitada fue a coger el pomo de la puerta para girarlo y entrar, pero esto no hizo falta, nada más acercarse a las puertas de metal indestructible éstas se abrieron ante nosotras. Y dejaron ver el hall más tenebroso que vaya a ver nunca. Roci y yo entramos después que Dehay, las luces que había en la pared, se iban encendiendo a cada paso que dábamos y cada una alumbraba todo lo que podía pero aun así, seguía sin verse bien. Si lo de fuera daba miedo… lo de dentro era peor.
-Esto es…
-horroroso-murmuró Roci
-Demasiado tenebroso para mi gusto-dije
-Pero, ¿qué decís?- nos reprocho-esto es una maravilla, mirad las telarañas en las esquinas y las copas con aspecto de calaveras
-Dehay,-dijo Roci intentando que su voz sonara lo más firme posible- nosotras no tenemos tus gustos.
-Anda vamos-dije-cuanto antes lleguemos antes nos iremos.
-¿llegar?-me preguntaron-¿A dónde?
Nos quedamos paradas y empezamos a mirar a todos los lados, ninguna tenía ni idea de por donde ir para encontrar a la vieja hada de los tarros. Entonces se me ocurrió:
-Podemos usar nuestros poderes para encontrarla
-buena idea-dijo Dehay- pero los míos no sirven porque dudo mucho que esté enamorada.
-Los míos si-dijo Roci- el viento nos puede llevar, ya que aquí dentro no podemos volar.
-y puedes oír la respiración del hada.
Todas nos callamos y dejamos a Roci concentrarse, cerró los ojos, y la dejamos oír. Al cabo de un rato los abrió de golpe, creo una nube y nos montamos, torcimos varias veces a una velocidad de vértigo y tuvimos que parar, o porque nos perdíamos o porque alguna se caía de lo rápido que iba. Al final el oído de Roci nos llevo ante una pequeña salita.
-Llegáis tarde
-¿perdón?-pregunte
-Os creía más rápidas y listas.
-y yo a ti más…-dijo Dehay al tiempo que recibía una patada de parte mía y otra de mi hermana.
-Se amable con la vie…-Roci se corrigió- con la amable hada.-dijo recalcando la última parte con una pizca del sarcasmo propio de Dehay.
-¿¡Queréis dejar de hablar de lo gorda que me he puesto!?-dijo el hada con voz chillona.
-¿Qué?-dije aturdida.
-¿Qué es lo que ha dicho?-preguntó Roci.
-¿Esta usted bien del riego?-dijo Dehay al tiempo que se tocaba la cabeza con el dedo y esquivaba otras dos patadas.
-¡Já!-dijo triunfante. La miré de mala manera al igual que Roci, pero ella solo nos enseño la lengua-ahora que me doy cuenta ¿es aquella la anciana de los tarros?
-¿Qué si soy la nana de los pastos?-nos dijo la anciana torciendo la cara en una mueca tan graciosa que a Roci se le escapó una pequeña carcajada.
Dehay empezó a gritar a la anciana lo que decía y la anciana la respondía con otra pregunta, no se enteraba de nada, Roci mientras se reía de las frases de la anciana y la cara de Dehay.
Entonces caí en la cuenta de algo que se nos había pasado por alto, Roci me miro y también se dio cuenta y al instante paro de reír, Dehay se dio por vencida
-Señora ¿seria tan amable de dejar de fingir que esta sorda?
-¿Qué?-dijeron con asombro mis hermanas.
-Lo que habéis oído, esta anciana nos ha tomado el pelo, ha estado fingiendo desde que vinimos aquí, apuesto a que esta casa es una ilusión
-Vaya, pues si que sois listas-dicho esto las paredes se esfumaron y en su lugar aparecieron rocas amontonadas a modo de pared y de techo, la cueva era de todo menos habitable.

sábado, 7 de marzo de 2009

Capitulo 3. El encanto de los tarros

-Paciencia Dehay, paciencia, pues es una gran virtud y una desgracia no tenerla, ¡OH! Pero que maleducada…tendréis hambre…llevamos aquí horas y horas…
Ella siguió con su discurso abrazando a Roci, hablando con Dehay, pero yo no la escuchaba, en cuanto había hablado de la hora yo me di la vuelta y me sumergí en la escena que se podía observar a través del cristal lleno de polvo: todas las hadas mayores de edad continuaban adornando las calles de Rosaleda, desde pequeña me gustaba ver a las hadas volar de un lado para otro cogiendo y colocando adornos de toda clase y color, yo también deseaba ayudar pero la edad iba en mi contra porque todavía me faltan 6 siglos para ser un hada echa y derecha. Aunque desde que nacimos nunca fuimos iguales, por ejemplo como cuando aprendimos a volar. Las hadys a los 6 no llegan a volar por encima de las casas y se están cayendo constantemente, lo suelen perfeccionar sobre los 12 siglos, pero nosotras no, a los 3 siglos ya lo teníamos dominado. Otra diferencia son las alas las primerizas tienen las alas transparentes casi imposibles de ver, pero en cambio las nuestras ya tenían un color radiante y bello, -aunque a su vez algo transparentes- y, la ultima y más asombrosa; somos las únicas hadas de todo nuestro mundo y del universo que tienen poderes, pues las hadas solo tienen poderes para levantar algo muy pesado o para brillar con mas intensidad. Yo, la primera en nacer tenía el poder de controlar la naturaleza a mi antojo y de volverme invisible, Dehay la segunda, descubrió su poder el día de la fiesta del invierno, se enfado tanto que quemo un mueble en segundos y el otro era que tenía una capacidad especial para saber el amor que sentía una persona por otra, muy útil para saber si te quieren o no, pero muy trágico si sabes que tu amor no es correspondido. Y por ultimo la pequeña Roci, tenia el poder de controlar el agua y el viento y era la encargada de que si llovía en las fiestas hiciera lo posible por pararla. Cada una de nosotras distintas en forma de ser pero iguales a la vez, pues éramos trillizas.
-Carines, nos vamos a la entrada con Sabia para coger los tarros.
-¿Para que queréis los tarros?-dije despertando de mi sueño.
-Mientras tú estabas soñando Sabia nos ha dicho como encontrar a la Vieja Hada.
-¿A sí? ¿Cómo?
-No queda otra opción que abrir los tarros- dijo Sabia entrando en la sala seguida de mi otra hermana.
-Pero usted dijo que eran muy peligrosos ¿y si nos pasa algo?
-Son peligrosos para hadas que no tienen poderes ya que al abrirlo el tarro explotaría, las hadas morirían y sus almas serían devoradas por aquella hada.
-Entonces ¿solo nosotras podemos abrir los tarros y encontrar a quién los vende?
-Si no fuera así no os mandaría, pero el destino ha elegido que seáis vosotras las que la detengáis.
-Cuenta con nosotras- dijimos las tres a la vez
Cada una cogió su tarro y Sabia se fue ya que al abrir los tarros su alma seria devorada.
-A la de tres- dije agarrando la tapa- Una, dos… ¡tres!
Desde ese grito todo paso muy rápido los tarros no explotaron sino que todo el poder que llevaban dentro se introdujo en nuestro cuerpo potenciando nuestros poderes, después de eso nos agarramos las manos y fuimos trasportadas a otra casa mas oscura y siniestra que cualquier casa que haya visto.
-¿Dónde estamos?- pregunto Roci con miedo agarrándose mas fuerte a mi mano
-Bienvenidas a mi mansión- dijo una siniestra voz desde el interior. Roci me apretó con toda la fuerza que tenía.
Dehay parecía maravillada ante tanto horror, por todo el jardín no se veía ni una hierba y el cielo era tan oscuro que no se podían distinguir las tenebrosas aves que surcaban los cielos
-¿Vais a pasar?-nos volvió a hablar la voz
Comenzamos a paso lento, Dehay la primera y Roci y yo detrás pero en un segundo estábamos ante de las gigantescas puertas.

domingo, 15 de febrero de 2009

Capitulo 2. El hada más sabia de todas la hadas

Aquella pregunta nos pilló de sopetón ¡No nos la esperábamos! Recuerdo perfectamente la cara de Roci y Dehay. No abrieron más los ojos por que no podían.
-¿Que hacen tres aprendices de hada paseando tan temprano?- nos volvió a preguntar.
Miré a Dehay que me miraba a mí con cara de suplica, así que, no me quedo más remedio que contestar lo primero que se me paso por la cabeza:
-Estábamos contemplando los preparativos para la fiesta de la Alareda desde nuestra azucena así que…-ya no sabía como continuar y Roci me tomo el relevo
-Así que nos preguntábamos si… ¿podríamos ayudar en algo?-dijo de sopetón
Dehay y yo miramos a Roci con cara de "¿Qué?" y en estado de shock pero, por desgracia, la mentira no duro mucho.
-¿Seguro que no buscáis a nadie?- nos dijo Sabia.
Roci fue la única que no entro en shock, nos miro y pasados unos segundos contesto:
-Segurísimo Sabia, de verdad, ¿en que podemos ayudarte?
-Pues, veréis, estoy buscando a un hada que viste de negro y lleva…
-¿¡Un hada que viste de negro!?-Gritamos ahora en shock las tres a la vez.
-Si, tiene pinta de ser muy anciana y no lleva alas creo que vendía tarros de colores muy peligrosos- nos dijo no muy segura de sus palabras, cosa muy rara en ella.
Yo no pude más, no podía soportar mentir al hada más sabia de todas las hadas y le relate -ante el asombro de Roci y la mirada de Dehay que supuestamente significaría "yo no arreglo este entuerto"-todo lo sucedido con los tarros: como llegaron a nuestro poder, como era el hada, como desapareció…
-Eres muy honrada Carines, muchas de las hadas de aquí se quedarían con los tarros y no buscarían a aquella misteriosa hada para pagarla, me temo que solo hay una manera de encontrar a esa anciana- dicho esto nos miro con una cara que no mostraba ni alegría, ni sabiduría, sino tristeza, aquel vestido marrón claro con millones de lentejuelas que brillaban con el sol de finales de abril se mostraba triste y esos ojos azules color del océano que tanto habían querido los hombres-hada, en ese momento no mostraban sabiduría.
-¿Cuál? ¿Cuál es?-pregunto la impaciente de mi hermana.
-Acompañarme queridas hadys a mi humilde hortensia solo ella tiene el libro con la respuesta.
Con un simple batir de alas habíamos dejado atrás nuestra casa y las casas que la rodeaban, el sonido de las campanas para anunciar de que era hora de volver con los preparativos me saco de mi trance. Entramos a la hortensia de Sabia que estaba llena de libros, pergaminos, tinteros, plumas…
-Lo siento por el desorden, no acostumbro a recibir visitas, Roci acércame ese libro
Mi pequeña hermana alzo sus alas de color azul hielo y alcanzó el libro mas viejo, pesado y lleno de polvo de toda la habitación y juraría que de toda la casa. Lo dejó en un escritorio lleno de papeles. En cuanto lo hubo colocado sobre la mesa y se aparto, Sabia se acerco y leyó cuidadosamente cada página del libro. Me giré para observar otros detalles de la habitación a la derecha había: estantes llenos de libros y mi hermana pequeña Roci bostezando medio sonámbula y a mi izquierda: estantes con libros y más libros, mi hermana Dehay haciendo "Tic-Tac" con el tacón de su zapato.
Sin darnos cuenta Sabia se había girado y nos estaba mirando.
-Me temo que solo hay una solución para encontrar a La Hada Misteriosa- nos dijo con una expresión en su rostro de pánico
-¿Nos va a decir cuál es o tendremos que mirar otro libro?- preguntó Dehay con aparente impaciencia.